Todo de vos, me convirtió en lo que soy. Arrastrada a ser su mujer.
Un lugar, dónde dejé todas mis defensas bajas.
Nunca pensé en darme vuelta, y vos no hiciste ningún sonido.
Viendo cambiandóme roja, como una bala atravezada en mi pecho, me obliga a descansar.
Es un respiro final de amores.
Y descubrí que nada viene sin ningún costo, y la vida fue un juego que perdimos.
Ahora te fuiste, y nada se sinto tan triste, un momento que parecía durar demasiado.
Ahora muero, beso tus tiernos besos para el adios, rezo a Dios, que es el que me escucha llorar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario